lunes, 18 de enero de 2010

No sé qué ponerme.











No sé qué ponerme. Todo, todo, todo me queda mal.
¿Qué hago primero? ¿qué quiero disimular? El culo, las piernas, los brazos, las tetas...
Mejor no salgo a la calle. Es más, ya ni me apetece.
Claro, claro. Cómo no tienes que ir a trabajar...
Espabila!
Abro el armario apresuradamente, a ver si esta vez tengo más suerte.Primero, buena voluntad y después, quererse mucho. Venga, venga, cómo me quiero!
Ese vestido verde... Uhm, no,no, que marca mucho.
La falda negra con la blusa blanca... Qué horror, si parezco carne de oficina!
El pantalón vaquero con la túnica rosa... Dios mío, mi culo se ha convertido en una pantalla LSD de 32"!SO-CO-RRO! Necesito ayuda.
Tú lo que necesitas es volver a nacer.
Esto no es una pesadilla, esto es un bucle que se repite cada día.
Pero venga, que tengo cosas que hacer...
Empiezo de nuevo, el sonido de las perchas me está dejando dormida.
Oh, terror! La ropa está esparcida sobre la colcha y el suelo invadido por botas y zapatos.
Qué bien, tengo superpoderes, estaba en mi habitación y ahora estoy en la campiña.
Me entran unas ganas terribles de ir disparada a la cocina, traer unas cuentas bolsas negras y tirar todo a la basura.
Sí, sí, y venga atrévete, en pijama y zapatillas.
No, ni loca, que parece que estoy de seis meses y seguro que me traen en camilla.
Vamos, vamos, ligera, que el reloj está corriendo deprisa.
¿Qué eso rojo que asoma? -Disculpe, no recuerdo, no nos han presentado.
-Sí, sí, me compraste una tarde en la tienda que tanto te gusta.
- Perdone, señor, pero hay un malentendido, no es usted mi tipo ni aunque estuviera hasta arriba de bacardi al limón con cocacola.
- Ja! No te hagas la estrecha, que me pagaste con la visa.
- Será grosero, esa no es forma de entrarle a una chica.
Ay madre, que no me decido y tengo que pasar la ficha.
Venga, vamos, la ropa de emergencia! Aunque sea a ostias, te la enfundas a toda prisa.
Mañana, será otro día. Y levanto el puño ante el armario mientras juro y perjuro, que nunca volveré a pasar tanta angustia. El, más tranquilo, como ya me conoce, me espera burlesco hasta la próxima cita.

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